Cuando se encuentran tus sueños con tu trabajo. IZAL MUSIC


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Es difícil de explicar con palabras la sensación que se tiene cuando, después de muchos años, consigues estar delante, a escasos metros (e incluso poder conversar luego) de alguien a quien admiras por su talento y por su arte. Seguro que lo has podido experimentar y es un sueño del cual no quieres despertar jamás. Pero siguiendo con Izal, probablemente para ti también han sido una banda en el que su talento, letras y armonía te han acompañado en tus mejores y peores momentos, levantándote del suelo o haciéndote brincar sin control solo dejando que fluya la música.

IZAL es una de esas (pocas) bandas que lo consiguen en mí. Sin duda fue una noche especial como fotógrafo de conciertos y no dudaré en explicároslo en estas breves lineas.

Faltan unas 4 horas para el concierto y en la Sala La Mirona de Girona hay un ritmo frenético a contracorriente para acabar de ajustar 4 luces y detalles que, sumados todos, se convierten en una bola de nieve impresionante. Pero como no, el equipo siempre es eso. Un equipo. Todo el mundo corre de un lado a otro y los pasillos se convierten en autopistas donde a penas hay conversaciones si no son para confirmar órdenes. Una sinfonía perfectamente equilibrada y repartida hacen que las horas sigan pasando y todo esté listo. La sala a oscuras y tan solo en el escenario el neón que acompaña a la banda IZAL en todos sus conciertos con el nombre de su último disco COPACABANA. Maravillosa puesta en escena. Para hacerlo breve, diré que no se cuántos minutos estuve mirando el escenario con la espectacular puesta en escena que lucía, pero tan solo escuché «¡20 minutos y abrimos puertas, chicos!». El show iba a empezar.

Carmen113 abría la noche con sus temas indies, pegadizos y melosos. Fabuloso. Y llegó el momento de IZAL, la gente estalla a gritar en medio del silencio mientras la banda sale, y como siempre, los fotógrafos empezamos en el foso (sin leones esta vez) para estar a escasos centímetros de los músicos. El concierto arranca, «dejando claras las páginas que les importa, las de libros abiertos de vidas cercanas, paredes que por siempre callan.» Si sabes de IZAL, sabrás que este es el primer tema que abre también su disco y te faltan tiempo para tener los pelos de punta. Mi modo ráfaga empieza a disparar, disfrutando de cada segundo, compensando las luces de contra que creaban la escena de abertura de concierto. Pasan unos segundos, y la sala explota en un éxtasis de frenesí. Una compenetración entre la sala y la banda que no querría parar nunca. En ese momento, tengo que estar firme pues mi cuerpo me pide dejar la cámara y saltar, saltar, coger aire y quizás salir gritando con las primeras filas. Pero ahí estoy con mi cámara, viviendo un momento que sinceramente, esperaba desde hace años: Estar viendo IZAL a través del visor de mi cámara. ¡Qué maravillosa profesión la mia que me permite cumplir sueños por dos lados!

IZAL te llena los minutos de canciones que siempre parecen que dicen poco y dicen mucho. Los locos siguen bailando absorbidos por los sintetizadores y ritmos indie de IZAL. Llega el momento de empezar a desplazarse por la sala, y no deja de ser un placer ver el global de todo lo que sucede. Y quizás, el momento más especial lo vivo aquí: 

Tú solo. Tú solo con todos, en un lugar con vistas únicas viendo como todos bailan hasta que la música acabe (incluso algunos siguen después). Tan solo puedo sentarme en el suelo y dejar de pensar en los pelos de punta que me produce escuchar la primera canción que me enamoró de esta banda para centrarme en esperar las luces cegadoras y rebelar toda una masa de 1300 personas siendo 1. Qué regalos inolvidables me regala la música.

Para ir acabando, me dispongo a ponerme a prueba y encontrar lo que nosotros llamamos «la foto». Esa foto que transmite la fuerza y energía del concierto y a la vez, consigue mostrarte a su protagonista con su identidad única sobre el escenario. Qué deciros…último tema, todo a punto de acabar y yo estando convencido de que Mikel Izal (la voz principal de la banda) me va a regalar esa escena. Y no solo me regaló esa escena, sino una experiencia que jamás olvidaré. «Izal, gracias por hacer de la música un regalo para tantos.» Esas fueron las palabras que luego más repetí entre pasillos al poderlos encontrar. Y como dice Izal «La respuesta siempre será sí», siempre quedan nuevos retos, propósitos que esta profesión de fotógrafo de conciertos te regala y te motiva. Y uno de ellos es volveros a encontrar Izal. Nos vemos pronto!

Aquí os dejo «la foto» 🙂

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